‘Planes en Madrid’ podría ser el nombre de un grupo cualquiera de WhatsApp, pero este lo forman Roa, Olga y Vicky, de proyecto contigo. Las tres amigas, una de Palestina, otra de Murcia, y la tercera de Badajoz se conocieron gracias a Contigo, un programa de la ONG Rescate que consiste a partes iguales en fomentar la inclusión de las personas refugiadas y en apostar por el voluntariado como motor de cambio de las sociedades.
Cuando Roa, una palestina de 22 años, llegó a España hace once meses, no hablaba nada de castellano, pero hoy es sorprendente escuchar su fluidez. Estudia para ser auxiliar de veterinaria y lo que más le preocupa es no ser capaz de memorizar los nombres de algunos huesos. Por lo demás, se siente cómoda en Madrid, donde reside con su madre y su hermana, y ahora, gracias a Contigo, tiene la red de apoyo que necesitaba desde su llegada.
Una red que le ha proporcionado una relación de amistad, de apoyo y enriquecimiento mutuo con Olga y Vicky, dos voluntarias que no tenían relación previa con las personas refugiadas pero que conocieron el programa que ejecuta ONG Rescate y decidieron probar sin saber que, poco después de empezar a ser ‘mentoras’ de Roa, se convertirían en un grupo de amigas que cada semana organiza planes para ir al cine, a un museo o salir a comer.
CONTIGO ONG RESCATE
Contigo es un proyecto promovido y financiado por la oficina de ACNUR en España, que cuenta con la colaboración del Comité Español de ACNUR, de la Fundación La Merced Migraciones y de la Universidad Pontificia Comillas, entre otras entidades colaboradoras, y está dirigido a personas beneficiarias de protección internacional, de entre 15 y 24 años, residentes en la Comunidad de Madrid. Entre los objetivos están favorecer su inclusión en España a través del apoyo de la sociedad civil y del voluntariado, facilitar el acceso al ocio y fomentar la participación social como forma de acercarse al nuevo contexto cultural, así como la sensibilización y la implicación de la ciudadanía sobre la realidad de la juventud refugiada.
Para alcanzar estos objetivos, cada persona refugiada, como Roa, cuenta con el apoyo de dos personas voluntarias que son sus mentoras, una procedente del ámbito universitario, en este caso, Vicky, y otra procedente del ámbito profesional como Olga. Todas juntas forman un ‘Vínculo Contigo’.
Vicky llegó al programa a través de la Universidad Pontificia Comillas, en la que estudia magisterio, y Olga, que trabaja como economista, conoció el proyecto a través de internet. El programa está pensado de este modo para que Vicky pueda orientar a Roa en los aspectos relacionados con su formación y el ámbito educativo y Olga pueda ejercer labores de mentoría profesional. Pero esa es solo la teoría; la realidad va mucho más allá. Charlar con cada una de ellas por separado es un lujo, porque las tres coinciden en que han congeniado de un modo que ninguna esperaba.
“Durante muchos meses eché de menos tener cerca a personas locales con las que poder contar a lo largo de este proceso”, relata Roa, que reconoce que, para quienes no tienen a su gente cerca, “estos programas son muy importantes, pues las personas voluntarias son quienes tienen más conocimiento de la realidad del país”. “Ahora tengo dos amigas y me siento mejor”, asegura. Su sonrisa y la positividad que transmite son con toda seguridad parte de su propia personalidad, pero es indiscutible que la llegada a su vida de Olga y Vicky también ha influido.
Hacía un año que Vicky se había interesado por primera vez por las personas refugiadas y, este año, las personas responsables del área de voluntariado de la Universidad Pontificia Comillas le contactaron para ver si quería formar parte de Contigo. “Puede que sea romántico e incluso un poco cursi, pero yo estoy muy agradecida a la vida y necesitaba devolverle eso a alguien”, confiesa la futura profesora, que recuerda con especial cariño una tarde de este mes de diciembre cuando las tres, junto con un amigo sirio de Roa, salieron por Madrid a ver las luces de Navidad.
“Cuando llegas a un nuevo sitio debe ser muy complicado comenzar una vida de cero, pero si además no tienes a tu familia y lo más probable es que hayas sufrido mucho antes, que existan este tipo de voluntariados en los que se junta gente de todo tipo sin necesidad de hablar de nuestras vidas pasadas, sino solo para crear un grupo de nuevas amistades, creo que es genial”, dice esta extremeña que, pese a que había realizado en el pasado algunos voluntariados, ahora ve este proyecto desde una perspectiva más madura y profesional.
CONTIGO: ‘ROA NOS HA ROTO LOS ESQUEMAS’
La horizontalidad es clave para entender cualquier forma de voluntariado y especialmente para formar un ‘Vínculo Contigo’. Es algo que tanto Vicky como Olga comparten. “Aunque todas las personas voluntarias seamos conscientes de que las personas a las que acompañamos pueden haber sufrido situaciones difíciles, y emocionalmente hay que tenerlo en cuenta, realmente nos relacionamos en un ambiente donde no somos ni siquiera voluntarias que acompañamos. No acompañamos en nada, de hecho, solo compartimos”, advierte Vicky.
Y la sensación de Olga es similar. Esta murciana de 28 años que trabaja en una empresa farmacéutica había hecho muchos voluntariados anteriormente, pero reconoce que este es el primero con el que siente que ha experimentado un cambio personal. “Roa nos ha roto los esquemas”, reconoce. Es alentador escucharla decir que se ha desprendido de “esa visión de ayudar a alguien que tenía en un principio” y que ahora siente que “es un intercambio sano entre tres personas, independientemente de nuestras circunstancias”.
En España hay alrededor de 2,7 millones de personas voluntarias, según datos de la Plataforma del Voluntariado. Cada voluntariado tiene unas características que lo hacen especial, pero en el caso de Contigo, Roa, Vicky y Olga coinciden en que la amistad que han formado ha superado con creces las expectativas con las que se presentaron al programa. Por delante tienen una cena de Navidad en casa de Olga junto con el resto de sus amistades, decenas de planes a corto y medio plazo e, incluso, alguna sorpresa que no se puede desvelar.