Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina 2021
“La mutilación genital femenina (MGF) atenta contra el futuro y dignidad de las mujeres. Yo tuve que huir de, Ghana, mi país, para proteger a mi hija”, cuenta Rose Mary .
Cada año, unas 20.000 mujeres y niñas procedentes de países con riesgo de MGF , solicitan asilo en la Unión Europea; como es el caso de Rose Mary, que llegó a España en 2019, aunque lamenta que su petición fue denegada. Quizás por eso, alza su voz con más fuerza contra esta práctica que consistente en el corte total o parcial de los genitales externos femeninos. Un rito que es en realidad una violación de los derechos humanos, que ocasiona secuelas físicas y psicológicas para toda la vida.
El pasado año 2020 el mundo celebró la prohibición de esta práctica en Sudán, uno de los países donde el 86,6% de las mujeres entre los 15 y 49 años han sido sometidas a ella. Un ejemplo de los pasos que se van ganando hacia el fin de esta lacra, pero que aún tiene mucho que recorrer: solo en 2021 pone en riesgo a 4,16 millones de niñas en todo el mundo; además, la presión social sigue siendo es muy fuerte.
“Todavía hay gente que me llama desde allí para decirme que me pueden matar si no cedo”, lamenta Rose Mary. Aunque lejos de achantarse, tiene un mensaje claro: “Tenemos que protestar y proteger a todas las mujeres, hasta que acabemos con la mutilación genital femenina”.
Y a esas palabras nos sumamos desde ONG Rescate , a través de nuestro trabajo en España, acompañando a mujeres migrantes y refugiadas que han sufrido esta práctica o han escapado de ella , como Rose Mary.
Pero también actuamos fuera de nuestras fronteras , como por ejemplo en la región somalí de Etiopía , donde se estima que un 99% de las niñas y mujeres entre los 15-49 años sufren la MGF (Unicef, 2020). Esta lacra afecta sobre todo a las niñas y mujeres en zonas rurales y con poca o nula oportunidad para acceder a educación. Y, a pesar de que cada vez más mujeres y hombres somalís se oponen a esta práctica, la realidad es que todavía queda mucho por hacer.
En ONG Rescate trabajamos por el empoderamiento y los derechos de las mujeres pastoras en la región Somalí de Etiopía . En nuestras intervenciones realizamos talleres participativos con mujeres donde se discuten prácticas como la MGF para contribuir a su erradicación : su origen diferenciado de la religión, el motivo para seguir practicándose, el hecho de que está prohibido en este país, las consecuencias psicológicas, físicas y sexuales que conlleva, y las violencias que se ejercen contra las niñas y las mujeres.
“Cuando era niña, mi madre y mi abuela me llevaron a una zona alejada de la comunidad donde una mujer me realizó la infibulación o mutilación faraónica. Para que no gritase me taparon la boca con telas, puesto que los militares podrían escucharlo y llevar a la familia a prisión. A día de hoy, perdono lo sufrido porque entiendo que mi familia creía que lo hacía por mi bien, pero desde joven decidí que quería estudiar medicina para, desde esa posición, explicar las consecuencias horribles que tiene la MGF sobre la mujer”, relata Ruun Ibrahim , representante de la Oficina de Salud de la región de Godey y que, junto a ONG Rescate, lleva este mensaje a las comunidades de Bare y Dudade.
Cuando a Ruun Ibrahim le preguntan si, llegado el momento y teniendo en cuenta que todavía en zonas rurales es una práctica muy arraigada y aceptada, su respuesta es tajante: “jamás le haría pasar a mis hijas por lo mismo que yo he pasado” .