El pasado miércoles, acudimos a la Unidad de Gestión de la Diversidad en el marco de una actividad programada dentro del proyecto ‘Acompañamiento en Violencia Intragénero a personas del colectivo LGTBI migrantes y refugiadas’.
La sede de la Unidad de Gestión de la Diversidad (UGD) de la Policía Municipal de Madrid no tiene nada que ver con la imagen que puede venir a la cabeza cuando se trata de una comisaría. Allí casi nadie lleva uniforme, está situada en un edificio histórico del centro de la capital y puede que incluso cueste encontrarlo, ya que tan solo hay una discreta placa a la entrada. Ni coches patrulla, ni grandes señalizaciones…
En el interior, cartelería en la que se habla de los derechos de las personas gays, lesbianas, trans, gitanas, musulmanas, con movilidad reducida, migrantes, sin hogar…
Todo esto tiene un propósito y ese es, según explica el agente Sergio Serrano, “ser un lugar amable donde todas las personas de colectivos vulnerables que tradicionalmente han tenido miedo a relacionarse con la policía puedan venir y denunciar discursos y delitos de odio”.
El trabajo que se desarrolla en esta comisaría de Madrid es tan fundamental como desconocido y, por ello, tratan de dar visibilidad a su trabajo a partir de crear relaciones con distintas entidades de la ciudad. En este marco y como una actividad programada dentro del proyecto ‘Acompañamiento en Violencia Intragénero a personas del colectivo LGTBI migrantes y refugiadas’ -que llevamos a cabo en ONG Rescate-, el pasado miércoles acudimos con algunas de nuestras usuarias a la UGD.
Durante cerca de dos horas, Sergio explica a las participantes en la sesión aquellos conceptos técnicos y prácticos que se consideran básicos a la hora de detectar y denunciar un delito de odio. Para Erick, Ulises, Vanesa, Samba, Jana, Ocean y Nisram, quienes participaron activamente durante el encuentro aportando sus puntos de vista y compartiendo situaciones vividas en primera persona, fue de gran ayuda conocer la labor de esta comisaría a la que se puede contactar directamente por WhatsApp y en la que las citas con cada persona tienen una duración media de dos horas. Porque aquí no hay prisas, esta comisaría se ha convertido en un lugar seguro desde la que, además, se trata de promover el conocimiento y la empatía hacia los colectivos más vulnerables, conscientes quienes trabajan en esta área de la UGD de que su formación y sensibilidad no es la que tienen la mayoría de los compañeros y compañeras de los diferentes cuerpos de policía.
En el tiempo que dura la formación, el agente que imparte el curso no solo quiere acercar a las personas asistentes el trabajo que se hace en esta delegación, sino facilitar las herramientas para conocer la diferencia entre delitos de odio o infracciones administrativas; o para aprender qué dicta el código penal sobre las agresiones a colectivos vulnerables, por ejemplo. También explica qué indicadores o indicios deben ser recopilados en el atestado policial con el fin de dotar a fiscales y jueces de los suficientes indicios racionales de criminalidad.
“En la mayoría de las ocasiones, las personas con discursos de odio no tienen un problema personal con la gente a la que atacan. Quien recibe ese ataque no es solo la persona, sino el colectivo”, explica Sergio Serrano. “En efecto, ese ataque va a la comunidad y lo que pretende es ser ejemplarizante para ese colectivo”, sentencia Ulises, un joven cubano que abandonó su país debido a su condición sexual.
La sesión mantiene esta dinámica continuamente. Aquí todo el mundo interviene y puede interrumpir la explicación para aportar una opinión o plantear alguna duda. Además de lo enriquecedor de la sesión, las participantes del proyecto de Violencia Intragénero salen de la comisaría animadas a denunciar las situaciones que consideren que pueden ser delitos de odio. Porque Sergio insiste mucho: “Os animo a denunciar siempre, por pequeño que sea el indicio. Luego nosotros ya veremos si es o no constitutivo de un delito, pero que no os dé miedo denunciar”, sentencia.
También salen con un número de teléfono guardado en sus móviles al que saben que podrán acudir sin sentir el miedo que han sentido en ocasiones anteriores al relacionarse con la policía.
¿Qué es la violencia intragénero?
A pesar de los avances sociales y legales en la protección y el reconocimiento de los derechos del colectivo LGTBI, existe un gran desconocimiento sobre las particularidades de la violencia intragénero. Por ejemplo, en España, la información estadística, las investigaciones al respecto, así como los recursos para su atención, son prácticamente inexistentes.
Según la Dirección General de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, dependiente del Ministerio de Igualdad, la violencia intragénero se define como “aquella que en sus diferentes formas se produce en el seno de las relaciones afectivas y sexuales entre personas del mismo sexo. Al igual que la violencia del hombre hacia la mujer constituye un ejercicio de poder, cuya finalidad es el control y el dominio de la víctima”. Sin embargo, las casusas que las producen no radican en el machismo, sino en otras condicionantes como son: la edad, el estado de salud, el diferente nivel económico, la situación administrativa en el país, la discapacidad o el estado serológico.
ONG Rescate apuesta por desarrollar un proyecto de intervención que favorezca el acceso a derechos y a la recuperación emocional y que contribuya a la creación de redes de apoyo mutuo para favorecer el empoderamiento y la autoestima de personas que sufren, han sufrido o se encuentran en riesgo de sufrir violencia intragénero ofreciendo asesoramiento jurídico, acompañamiento psicológico o la posibilidad de participar en grupos de apoyo en los que se desarrollan mecanismos de reflexión, sensibilización, empoderamiento y recuperación ante las posibles violencias sufridas por las personas participantes.